Cómo los bioestimulantes mitigan los efectos del cambio climatico

Cómo los bioestimulantes mitigan los efectos del cambio climático en la agricultura sostenible.

ColombiAgrimino

12/21/20243 min leer

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Los bioestimulantes son sustancias o microorganismos que, al aplicarse a las plantas o al suelo, mejoran la eficiencia nutricional, la tolerancia al estrés abiótico y la calidad de los cultivos. En el contexto del cambio climático, su uso en la agricultura sostenible es cada vez más relevante debido a su capacidad para mitigar algunos de los efectos adversos asociados a este fenómeno. A continuación, se describen las principales formas en que los bioestimulantes contribuyen a esta mitigación:

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### 1. Mejora de la tolerancia al estrés abiótico

- Estrés hídrico: Los bioestimulantes, como los extractos de algas marinas o los aminoácidos, ayudan a las plantas a soportar mejor la sequía al mejorar la retención de agua y la eficiencia en el uso de este recurso.

- Estrés térmico: Algunos bioestimulantes activan mecanismos de defensa en las plantas, como la producción de antioxidantes, que las protegen contra temperaturas extremas (tanto altas como bajas).

- Estrés salino: En suelos afectados por la salinización (un problema creciente debido al cambio climático), los bioestimulantes pueden mejorar la absorción de nutrientes y reducir la toxicidad por iones.

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### 2. Aumento de la eficiencia en el uso de nutrientes

- Los bioestimulantes mejoran la disponibilidad y absorción de nutrientes esenciales, como nitrógeno, fósforo y potasio, lo que reduce la necesidad de fertilizantes sintéticos. Esto es crucial en un escenario de cambio climático, donde la disponibilidad de recursos puede verse limitada.

- Algunos bioestimulantes, como los microorganismos beneficiosos (por ejemplo, micorrizas y rizobacterias), facilitan la fijación biológica de nitrógeno y la solubilización de fósforo, mejorando la salud del suelo.

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### 3. Fomento de la salud del suelo

- Los bioestimulantes promueven la actividad microbiana del suelo, lo que contribuye a su estructura, fertilidad y capacidad de retención de agua. Un suelo saludable es más resistente a los impactos del cambio climático, como la erosión y la desertificación.

- Además, ayudan a secuestrar carbono en el suelo, reduciendo así la concentración de CO₂ en la atmósfera y contribuyendo a la mitigación del calentamiento global.

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### 4. Reducción de la huella de carbono

- Al disminuir la dependencia de insumos sintéticos (fertilizantes y pesticidas), los bioestimulantes reducen las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a su producción y aplicación.

- También promueven prácticas agrícolas más sostenibles, como la agricultura de conservación, que contribuyen a la mitigación del cambio climático.

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### 5. Mejora del rendimiento y la calidad de los cultivos

- En condiciones climáticas adversas, los bioestimulantes ayudan a mantener o incluso aumentar el rendimiento de los cultivos, lo que es esencial para garantizar la seguridad alimentaria en un contexto de cambio climático.

- Además, mejoran la calidad de los productos agrícolas, lo que puede aumentar su valor comercial y reducir las pérdidas postcosecha.

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### 6. Adaptación a condiciones climáticas impredecibles

- Los bioestimulantes aumentan la resiliencia de los cultivos frente a eventos climáticos extremos, como inundaciones, sequías y olas de calor, que son cada vez más frecuentes e intensos debido al cambio climático.

- Esto permite a los agricultores adaptarse mejor a las condiciones cambiantes y reducir el riesgo de pérdidas económicas.

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### 7. Promoción de la biodiversidad

- Al fomentar la salud del suelo y reducir el uso de agroquímicos, los bioestimulantes contribuyen a preservar la biodiversidad, tanto en el suelo como en los ecosistemas circundantes. Esto es clave para mantener sistemas agrícolas resilientes frente al cambio climático.

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### Conclusión

Los bioestimulantes son una herramienta valiosa para la agricultura sostenible en el contexto del cambio climático. No solo ayudan a mitigar sus efectos negativos, sino que también promueven prácticas agrícolas más respetuosas con el medio ambiente. Su uso, combinado con otras estrategias sostenibles, puede contribuir significativamente a la seguridad alimentaria global y a la adaptación de los sistemas agrícolas a un clima cambiante.